Paris, 11 de agosto de 2015 – En cualquier parte del mundo, los agentes patógenos de los animales, incluidos los que se transmiten al ser humano, pueden escapar de un laboratorio por accidente o ser utilizados como armas biológicas debido a su gran repercusión económica, sanitaria y social, así como a su bajo coste y su accesibilidad. La Conferencia Mundial de la OIE sobre la Reducción de las Amenazas Biológicas, llevada a cabo en colaboración con la Organización Mundial de la Salud (OMS), reunió a los representantes clave de las organizaciones internacionales y de los gobiernos nacionales para establecer qué acciones son prioritarias y decidir los mensajes comunes. Los participantes de los sectores de la salud pública, la sanidad animal, la salud de los ecosistemas y la seguridad fueron educadores, legisladores, responsables políticos, científicos, oficiales de seguridad, veterinarios y médicos.
La inversión insuficiente en sistemas sanitarios, la guerra y el malestar civil, el cambio climático, los desastres naturales, el terrorismo y el crimen se consideraron posibles amenazas sanitarias a nivel mundial porque ponen el peligro la capacidad de los sistemas de salud pública y de sanidad animal de cubrir las necesidades más básicas. Los países con sistemas sanitarios débiles son especialmente vulnerables, y en una época en que las enfermedades infecciosas pueden atravesar las fronteras con tal rapidez, se trata de una amenaza para todo el mundo. Los sistemas de sanidad animal y de salud pública robustos y bien gobernados son resilientes y proporcionan protección contra gran variedad de amenazas, desde las enfermedades que aparecen de manera natural hasta las emergentes, el bioterrorismo o los accidentes de laboratorio.
Una de las conclusiones clave de la conferencia fue que la buena gobernanza de los sistemas nacionales de sanidad animal y salud pública, que permite una detección temprana y una respuesta rápida a cualquier nuevo brote de enfermedad, protege a la sociedad y a los países vecinos de posibles desastres, ya sean de tipo natural, accidental o intencionado.
A partir de esta conclusión, los principales representantes de todo el mundo acordaron que los sectores de la sanidad y la seguridad tienen que mejorar la cooperación y hablar al unísono sobre la urgente necesidad de invertir en el fortalecimiento de los sistemas sanitarios.
Los costes y beneficios sociales y económicos de invertir en sistemas sanitarios en tiempos de paz compensan de lejos los costes que tendría el responder a una crisis vinculada a un desastre biológico prevenible. Las inversiones en los sistemas necesarios para respaldar estas políticas deben considerarse prioritarias en todos los países.
Las normas que se adoptan a nivel internacional suponen la base para la prevención y el control mundial de las enfermedades infecciosas, incluida la detección temprana y la respuesta rápida a los acontecimientos biológicos, y también para disponer de sistemas fuertes de sanidad animal y de salud pública.
Al acatar las normas internacionales relativas a los sistemas sanitarios, establecidas por la OIE y la OMS, los países demuestran que tienen posibilidades de detectar y abordar las amenazas que surjan contra la sanidad animal y la salud humana.
Dado que muchos de nuestros países no pueden cumplir estar normas, la OIE, junto con la OMS, ha establecido un exhaustivo marco de trabajo global para fortalecer en paralelo los sistemas de salud pública y de sanidad animal. “Además, hemos avanzado en el establecimiento de una buena gobernanza en el sector animal, puesto que ya hemos respondido a peticiones de ayuda de 133 de nuestros 188 países miembros”, afirmó el Dr. Bernard Vallat, Director General de la OIE.
Fuente:www.oie.int